Saber de vinos y apreciarlos en todo su significado no es sólo patrimonio de especialistas. Se trata de una obligación para quienes tienen conciencia que forma parte de nuestras raíces culturales, en un nivel no necesariamente inferior a la música, las artes plásticas o la literatura. Quien es capaz de apreciar un buen vino es – en suma – un hombre culto. El complemento de esta bebida con los alimentos es una suerte de arte respecto del cual se han escrito muchas (tal vez demasiadas) recetas. Sin embargo, no soy partidario de esta tendencia pues la unión entre vino y gastronomía es algo estrictamente personal; es casi una falta de respeto proponer normas rígidas. En efecto, el ser humano es esencialmente irrepetible, por lo tanto deberían haber tantas recetas como personas existen. Sin embargo, hay algunas pautas que se funden en nuestra condición biológica común y que van más allá de nuestras individualidades. Resaltan entre otras las siguientes: Los vinos blancos deben consumirse fr...
Un espacio para contar mis experiencias después de más de 40 años en la cocina, mi fiel compañera de viajes y emociones. Espero aprender de los que me sigan y contestar sus inquietudes dentro de mis posibilidades